miércoles, 24 de marzo de 2010

Osadné


Osadné es un pueblo a 385 metros de altura de unos 210 habitantes que se encuentra en el distrito de Snina en la región de Presov. Los habitantes de Osadné pertenecen a la etnia “rusyn”, una de las minorías que habitan Eslovaquia.
“Rusyn” en inglés es “ruthenian”. Ruthenia era el nombre en latín medieval para Rusia.
Los “rusyn” son un pueblo eslavo disperso en los territorios de Rusia, Ucrania, Bielorrusia, una pequeña parte del noreste de Eslovaquia y una estrecha franja del este de Polonia. Su idioma (que en Eslovaquia hablan unas 55.000 personas) tiene dos dialectos: el cárpato-rusyn que se habla en Ucrania y es muy próximo al ucraniano y al ruso y el panonian-rusyn que es el que se habla en Eslovaquia, Hungría y la provincia serbia de Vojvodina y que está emparentado con el eslovaco y el húngaro.
También tienen su propia iglesia (que al igual que la greco-ortodoxa está dentro de la católica, aunque los sacerdotes de ambas, a diferencia de los católicos apostólicos y romanos, se pueden casar y tener hijos) próxima, al menos en lo que vestimenta y ritos se refiere, a la ortodoxa.
En suma, una minoría étnica bastante curiosa y dispersa (también hay rusyns en EEUU y Canadá); a la que el fantasma de la civilización amenaza como a tantos otros pueblos. Otro ejemplo significativo de estos pueblos moribundos es Temir Kanat. Temir Kanat se encuentra en las montañas Tian Shen de Kirguizistán. Sus antepasados eran nómadas y consiguieron resistir hordas mogolas y ejércitos soviéticos. Sin embargo, ahora, sus escasos 1000 habitantes se enfrentan a un éxodo que podría erradicarlo. La pobreza ha llevado a toda una generación a emigrar al extranjero, lo que pone en peligro como nunca antes siglos de tradición y cultura.

Pero, Osadné es también un documental del director Marko Škop, que fuepremiado en el Karlovy Vary IFF 2009. La cinta recoge el periplo de dos políticos locales y el sacerdote (que en los últimos 5 años ha enterrado a 50 ancianos y ha bautizado a dos niños) de este pueblo eslovaco. Hasta Bruselas van los tres para hablar con los europarlamentarios eslovacos y pedirles fondos para promocionar el turismo y evitar que el pueblo muera poco a poco. Un documental entrañable, lleno de momentos divertidos de humor agridulce. Una de esas producciones en las que uno se queda pensando y reflexionando varios días.
Renovarse o morir, sin perder tradiciones ancestrales. He ahí el gran dilema de las minorías étnicas que se ven en la tesitura de elegir entre sobrevivir adaptándose o conservar lo más suyo condenándose a morir. La opción de los habitantes de Osadné es renovarse y sus líderes ponen todo su empeño en lograrlo.
“No todos los mundos se resignan a desaparecer”, que decía Cruz Bruner en La piel del tambor de Pérez-Reverte.

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